viernes, marzo 04, 2005

El Mundo

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. - El mundo es eso - reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
El Libro de los Abrazos

8 comentarios:

  1. Mi fuego es fatuo, pero no quema. Es relajante, es el calor que necesitas cuando hace frio. Yo soy el fuego, el calor que da la vida...
    ¿Tu que fuego eres?

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  2. Yo soy uno de esos fuegos que arden la vida con tantas ganas que no se me puede mirar sin parpadear...

    ¿Necesitas que encienda a alguien?

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  3. El fuego te cubre de escamas cuando deseas besar algunos labios y sólo te dejan mimar la frente. Espero que mis labios de mármol pétreo se confundan en tu almohada con algún susurro del viento.

    Muchos besos.

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  4. Llevo días sin saber de ti. En mi blog hay novedad.
    Besos

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  5. Yo no tengo muy claro qué clase de fuego soy, pero según lo que dicen a mi alrededor, contagia...

    Claro que no sólo cuando estoy alegre...

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  6. Muy cierto... Buena luna.

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  7. Muy cierto... Buena luna.

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