-La vida posterior está organizada de manera diferenciada -comenzó a aclarar Buda-. Las almas de los creyentes cristianos son administrados por Jesús, las de los creyentes islámicos por Mahoma, etcétera.
-¿Etcétera...? -pregunté desconcertada.
-Bueno, por ejemplo, los que creen en el dios escandinavo Odín, van a Valhala.
-¿Quién cree hoy en día en Odín? -pregunté.
-Casi nadie- Y, créeme, el pobre está muy deprimido.
Desconcertada, imaginé a Odín explcando sus penas en una cena con Jesús y Buda, y pensando seriamente en contratar a un experto en relaciones públicas para volver a popularizar la fe en él.