jueves, septiembre 18, 2008

El undécimo mandamiento. La inmortalidad. Milan Kundera.

"Dime la verdad", dice el periodista y nosotros naturalmente podemos preguntar cuál es el contenido de la palabra verdad para aquel que administra la institución del undécimo mandamiento. Para que no haya confusiones, subrayamos que no se trata de la verdad divina por la que murió en la hoguera Jan Hus, ni de la verdad de la ciencia y el libre pensamiento, por la que quemaron a Giordano Bruno. La verdad que corresponde al undécimo mandamiento no se refiere ni a la fe ni al pensamiento, es una verdad de la planta baja de la ontología, la verdad puramente positivista de los hechos:
qué hizo ayer C; qué es lo que de verdad piensa en lo más profundo de su alma; de qué habla cuando se reúne con B; y ¿mantiene relaciones íntimas con B?
No obstante, aunque esté en la planta baja de la ontología, es la verdad de nuestra época y tiene la misma fuerza explosiva que en otros tiempos tuvieron la verdad de Hus o la de Giordano Bruno. "¿Ha tenido relaciones íntimas con B?", pregunta el periodista. C miente y dice que no conoce a B. Pero el periodista sonríe en silencio porque un fotógrafo de su periodico hace ya tiempo que fotografió secretamente a B, desnuda, en brazos de C y sólo de él depende cuándo será público el escándalo, incluidas las frases del mentiroso C cuando afirma con cobardía y descaro que no conoce a B.

lunes, septiembre 15, 2008

José Luis Borges. Ficciones. El instante.

¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño
de espadas que los tártaros soñaron,
dónde los fuertes muros que allanaron,
dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?
El presente está solo. La memoria
erige el tiempo. Sucesión y engaño
es la rutina del reloj. El año
no es menos vano que la vana historia.
Entre el alba y la noche hay un abismo
de agonías, de luces, de cuidados;
el rostro que se mira en los gastados
espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.

jueves, septiembre 11, 2008

El rizo robado [Alexander Pope]

Un constante Vapor sobre el palacio flota;
Extraños fantasmas se alzan entre las brumas;
Terribles, como sueños de eremitas en cuevas encantadas,
Claros como visiones de doncellas que expiran.
Ahora enemigos fieros, serpientes en torcidas espirales,
Espectros demacrados, tumbas abiertas y purpúreas llamas:
Ahora lagos de oro líquido, escenas elíseas,
Cúpulas de cristal y ángeles dentro de máquinas.

Inmensas multitudes se ven por todas partes, De cuerpos transformados en cóleras diversas. Aquí teteras vivas con un brazo extendido, El otro recogido; el asa éste y aquél el pitorro: Allí un puchero avanza, cual trípode de Homero; Aquí supira un jarro, y allá una urraca habla; Los hombres paren hijos, en portentosa hazaña, Y las jóvenes, convertidas en botellas, piden a gritos un corcho.