lunes, julio 31, 2006

Asimilación [Libro del Tao]

Cuando conocemos que lo bello es bello, también conocemos la fealdad que existe en el mundo. Cuando conocemos que el bien es el bien, entonces conocemos el mal que existe en el mundo. De este modo, la existencia sugiere la no existencia. Lo fácil promueve lo difícil. Lo más corto surge de lo largo por simple comparación. Lo alto y lo bajo se diferencian por el lugar que ocupan. La voz y el tono se armonizan uno a otro. "Después" sigue el recorrido de "antes". Por esto el hombre sabio actúa sin acción y enseña callando. No se queda en la obra cumplida.

martes, julio 25, 2006

Alegoría. Las Flores del Mal [Baudelaire]

Es hermosa mujer, de buena figura, que arrastra en el vino su cabellera. Las garras del amor, los venenos del garito, todo resbala y se embota en su piel de granito. Se ríe de la Muerte y desprecia la Lujuria, y ambas, que todo inmolan a su ferocidad, han respetado siempre en su juego salvaje, de ese cuerpo firme y derecho la ruda majestad. Anda como una diosa y reposa como una sultana; tiene por el placer una fe mahometana, y en sus brazos abiertos que llenan sus senos atrae con la mirada a toda la raza humana. Ella cree, ella sabe, ¡doncella infecunda!, necesaria no obstante a la marcha del mundo, que la belleza del cuerpo es sublime don, que de toda infamia asegura el perdón. Ignora el infierno igual que el purgatorio, y cuando llegue la hora de entrar en la noche negra, mirará de la Muerte el rostro, como un recién nacido, sin odio ni remordimiento.

lunes, julio 17, 2006

Mi amante. De Páramos de Sueño [Ali Chumacero]

Desnuda, mi funesta amante de piel vencida y casta como deshabitada, sacudes sobre el lecho voces y ternuras contrarias a mis manos, y un crepúsculo escucho sobre entre tu cuerpo cuando al caer en tí agonizo en un nacer marchito, sin el duelo comparable al temor de tu agonía. Contigo transparento la caída de un alud o huracán de rosas: suspiros de manzanas en tumulto diciéndome que el hombre está vencido, confuso en amarguras y vacías miradas. En tí respondo al mundo, y en tu cuerpo respiro ese sabor de los sepulcros; una noche no más, y tu mirada persiste, implora y vence entre mis ojos, decidida a una lucha prolongada donde el recuerdo se convierte en esa área languidez del pensamiento, como materia de tus ojos mismos. Lloras a veces arrojando fúnebres aguas de perfume ciego, como si desprendida de una antigua idea vinieras hasta mí, tan clara como un ángel dormido en el espacio, a dejar evidencia, luz y vida; y en tus lágrimas veo surgir tu suave piel como si en ella prolongaras o hicieras más probable tu existencia, derramando el aroma de tu sueño sobre esta soledad de tu desnudo.