Besa el aura que gime blandamente las leves ondas que jugando riza; el sol besa a la nube en occidente y de púrpura y oro la matiza; la llama en derredor del tronco ardiente por besar a otra llama se desliza; y hasta el sauce, inclinándose a su peso, al río que le besa, vuelve un beso.
Y, si cierro los ojos y recuerdo cada letra de estos versos, suena a viento y a brisa.
ResponderEliminarPreciosos. Gracias por compartirlos. Y gracias a Bequer, claro. :)
Falta el último verso:
ResponderEliminar"Y no me vas a besar tú,
hija de la gran puta"
Es curioso que este poema esté tan poco comentado.