sábado, marzo 30, 2013

Manuel Puig


En esa calle de Buenos Aires los árboles crecían inclinados, tanto por el día como por la noche. 
Qué inútil humillación, era de noche, no había sol.

 ¿Por qué inclinarse? 

¿Habían olvidado esos árboles toda dignidad y amor propio?

1 comentario:

  1. Si presionan a alguien lo suficiente, casi cualquiera puede olvidarse de eso :*

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