jueves, enero 12, 2006

III [Eduardo Galeano]

3 Entre el capital y el trabajo, la ecología es neutral Se podrá decir cualquier cosa de Al Capone, pero él era un caballero: el bueno de Al siempre enviaba flores a los velorios de sus víctimas... Las empresas gigantes de la industria química, petrolera y automovilística pagaron buena parte de los gastos de la Eco 92. La conferencia internacional que en Río de Janeiro se ocupó de la agonía del planeta. Y esa conferencia, llamada Cumbre de la Tierra, no condenó a las transnacionales que producen contaminación y viven de ella, y ni siquiera pronunció una palabra contra la ilimitada libertad de comercio que hace posible la venta de veneno. En el gran baile de máscaras del fin de milenio, hasta la industria química se viste de verde. La angustia ecológica perturba el sueño de los mayores laboratorios del mundo, que para ayudar a la naturaleza están inventando nuevos cultivos biotecnológicos. Pero estos desvelos científicos no se proponen encontrar plantas más resistentes a las plagas sin ayuda química, sino que buscan nuevas plantas capaces de resistir los plaguicidas y herbicidas que esos mismos laboratorios producen. De las 10 empresas productoras de semillas más grandes del mundo, seis fabrican pesticidas (Sandoz, Ciba-Geigy, Dekalb, Pfiezer, Upjohn, Shell, ICI). La industria química no tiene tendencias masoquistas. La recuperación del planeta o lo que nos quede de él implica la denuncia de la impunidad del dinero y la libertad humana.La ecología neutral, que más bien se parece a la jardinería, se hace cómplice de la injusticia de un mundo donde la comida sana, el agua limpia, el aire puro y el silencio no son derechos de todos sino privilegios de los pocos que puedenpagarlos. Chico Mendes, obrero del caucho, cayó asesinado a fines del 1988,en la Amazonía brasileña, por creer lo que creía: que la militancia ecológica no puede divorciarse de la lucha social. Chico creía que la floresta amazónica no será salvada mientras no se haga la reforma agraria en Brasil. Cinco años después del crimen, los obispos brasileños denunciaron que más de 100 trabajadores rurales mueren asesinados cada año en la lucha por la tierra, y calcularon que cuatro millones de campesinos sin trabajo van a las ciudades desde las plantaciones del interior.Adaptando las cifras de cada país, la declaración de los obispos retrata a toda América Latina. Las grandes ciudades latinoamericanas, hinchadas a reventar por la incesante invasión de exiliados delcampo, son una catástrofe ecológica: una catástrofe que no se puede entender ni cambiar dentro de los límites de la ecología, sorda ante el clamor social y ciega ante el compromiso político.

3 comentarios:

  1. De pekeño me leyeron un libro, no recuerdo muy bien pero trataba del ultimo arbol del planeta....

    era interesante y aun todavia a dia de hoy sigo pensando en el, es penoso si algun dia la humanidad pueda vivir sin arboles, fabrikas de oxigeno y controladoras de lluvia. no creo en ningun futuro....y eske kada vez k leo kosas komo sta me revuelve la sangre y la impotencia k siento se konvierte en rabia, pero sigue siendo impotencia.

    E sido podador de arboles y nunka, nunka e tirado un arbol o cortado una rama con savia, pero aki si k kortaria yo brazos y piernas...

    la unika solucion es irnos a la montaña, hacernos una huerta y plantar arboles, k no es dificil...a la buena vida! k me voy al kampito! asta pronto!

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  2. Fijate, yo he leido hace poco que el científico que las organizaciones ecologistas ponían como ejemplo, descubridor de los fluorocarbonatos en la atmosfera que provocan el cambio climático, dice que el cambio ya es irreparable, según el la amzonia completa no exitirá más alla del 2050, según el será un desierto yermo, la tyemperatura sera 8 grados mayor y los oceanos habrán crecido un metro por la desaparición del hielo. En estas condiciones comenta la única alternativa para obtener recirsos energeticos serán las centrales nucleares, así que los que más saben de esto son muy poco optimistas, sólo nos queda esperar y ver como cambian las cosas, al parecer y según dicen ya no lo podemos parar. Uff, ¿demasiado pesimista o realismo puro.?

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  3. Creo que la verdad supera la ficción. Aquí ya no hay botella medio llena o medio vacía, sólo una botella que se desintegra...

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