miércoles, diciembre 10, 2008

Los hombres que no amaban a las mujeres [Stieg Larsson]

Seguía teniendo suficientes amigos en la profesión que comprenderían que había sido víctima de las circunstancias y de la mala suerte, pero a partir de ahora no podía permitirse ni el más mínimo error. Lo que más le dolía, no obstante, era la humillación. Tenía todas las de ganar, pero, aun así, perdió contra un gánster de medio pelo con traje de Armani. Un maldito y canalla especulador bursátil. Un yuppie con un abogado famoso que se había pasado todo el juicio con una burlona sonrisa en los labios. ¿Cómo diablos podían haberle salido tan mal las cosas?